Amados hijos, la luz del Padre Creador os acompaña.

Os guía en estos momentos de cambio, de transformación.

Ha llegado el momento en el que el pequeño gusano debe de recomponerse y empezar a realizar la transformación que le permita ser el día de mañana una esbelta mariposa que abra sus alas y vuele.

No tengáis miedo de las sacudidas que se reflejen en los hábitos cotidianos.

Son necesarias para tambalear los cimientos y las estructuras de lo que ahora debe caer, para que, desde el amor, comencemos a construir unos nuevos cimientos.

Unos que soporten mayor carga, más consciente. Más acorde a los tiempos que le tocarán vivir.

Debéis confiar en que todo lo que sucede responde a un propósito, a pesar de que no podáis percibirlo.

Todos estáis siendo suavemente guiados hacia el camino que debéis recorrer ahora.

A la comprensión de aquello que debéis afrontar y aceptar.

No os aferréis al miedo. Usad el amor y la confianza como vehículo para llegar a vuestro destino.

No importa lo que ocurra, estáis a salvo.

Estáis a salvo.

La energía del padre/madre/fuente creadora está con vosotros.

Aquello que no tiene nombre ni forma está en vosotros.

Se mueve alrededor vuestra. Os acaricia la mejilla al dormir. Os nutre con su cálido aliento en las noches oscuras del alma.

Debéis confiar en que todos estáis asistidos. Todos.

Por tanto, amados seres bondadosos, dejad de preocuparos por el bienestar de los demás. Dejad de poner la atención en lo externo, en los demás.

Buscad vuestro foco interno y adentraos en él. Descubrid lo que hay dentro de vosotros que brilla y sacadlo al exterior. Permitid que vuestra luz ilumine todo lo que os rodee. Esa es la mejor forma de asistir a los que os acompañan en este hermoso camino.

Primero debéis de aprender a cultivar vuestra propia felicidad, y luego, tendréis capacidad para irradiarla en vuestro entorno y que esta sirva de guía para todo aquel que quiera usarla para empezar su propio camino.

Sois unos seres amorosos y bondadosos por naturaleza, no dejéis que el miedo os paralice. No dejéis que el miedo transforme la pureza de vuestra esencia en algo apagado, oscuro, carente de FE.

Entended que no sois las víctimas de nada. Que este mundo se hizo para la libre expresión de vuestra esencia bendita.

Que sois aquellos que le dan forma y sentido a todo lo que sucede. A través de vuestros actos, pensamientos, emociones…

Vosotros, día a día, participáis en la construcción de una compleja red de consciencia que es la que conforma el sentido de realidad de esta tierra y su devenir.

Es muy importante que vuestros propósitos sean claros y estén enfocados en el avance consciente de cada propósito, que promueve e impulsa el avance y crecimiento de la consciencia humana en el amor.

Sois los que deciden cómo, cuándo y dónde.

Tenéis la potestad de hacer con vuestro tiempo y energía aquello que vosotros y solo vosotros decidáis.

Sed valientes y confiad.

Confiad en que estáis rodeados de seres que os están asistiendo, si así lo permitís.

Confiad en que esta hermosa tierra que os sostiene, tiene sus propios propósitos y se encuentra en un proceso de evolución muy ligado al vuestro propio, cuidadla.

Sed conscientes de que el motor que sustenta a esta tierra, a este universo, a esta galaxia y a esta realidad, es el AMOR.

Un amor incalculable, imperecedero. Sin límites.

Salid en su búsqueda día tras día.

Extraedlo de cada emoción, de cada palabra no dicha, de cada gesto.

Nutriros con su calidez y estaréis en el camino que os conectará con todos vuestros propósitos. Que son muchos.

Recordad que todos aquí, tenéis un papel.

Que todos formáis parte de un puzle y cada pieza tiene su cometido.

Nadad en el amor de la creación, y estos se revelarán ante vosotros.

Y serán fáciles de reconocer, porque os envolverán en una sensación de plenitud inmensa que de la que nunca más podréis desprenderos.

 

Mis bendiciones amados seres.

La luz de “Dios” está con vosotros.

Mi luz os guía y os acompaña.

Invocad mi esencia en cada palabra y acto que hagáis día a día.

Invocad el poder de la luz en cada segundo de vuestra existencia.

Y permitid que la luz haga, deshaga y guíe. Iluminando.